La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es la terapia que más eficacia ha demostrado, sobre todo en depresión, ansiedad, fobias (simples, social, agorafobia), trastornos de pánico, bulimia o trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

La TCC entiende que nuestra forma de ser está muy influida por las experiencias que hemos vivido y lo que hemos aprendido de ellas. Por tanto, no es que seamos de una forma y no se pueda cambiar, si no que aprendimos a ser de esa forma.

Ayuda tanto en el cambio del comportamiento como en la forma de pensar.

La TCC nos enseña a cazar los pensamientos asociados a cada situación, que nos generan emociones y consecuencias negativas, para ser conscientes de ellos y poderlos cambiar por otros que nos ayuden más. Si cuando no nos sale algo decimos "ya lo sabía que no valgo para nada" "nunca voy a poder" es poco probable que tengamos fuerzas para volvernos a enfrentar a esa situación, si nos decimos "sigue intentándolo y mejorando que antes o después lo conseguiré" aumenta la probabilidad de que lo consigamos y con ello suba nuestra autoestima.