Si hay algo cierto es que el tiempo pasa, y momento que no has disfrutado y aprovechado, es un momento perdido.

¿Cuántas veces nos encontramos más sumergidos en problemas del pasado o preocupaciones del futuro?

Esto nos hace olvidarnos de algo esencial, nuestro ahora. Centrarnos en nosotros, en entendernos y buscar actividades que nos hagan sentir el presente, y disfrutarlo, nos ayudarán a disfrutar mejor de nuestra vida.

¿Qué elementos nos suelen impedir aprovechar nuestro presente?

  • Descontento con nuestro presente.
  • Preocupaciones pasadas. Podemos estar dolidos de situaciones del pasado, pero si nos sigue influyendo de forma importante en el presente es hora de ponerle solución.
  • Preocupaciones futuras. Es bueno observar qué nos preocupa para poderlo entender y ocuparnos de aquello que podamos. Evitar entrar en un círculo de preocupación constante.

Sabemos que no es tan sencillo cuando nuestro presente, pasado o futuro nos impide ver más allá y nos hace sufrir. Desarrollaremos cada punto con más profundidad.

¿Y si no me gusta mi presente?

Muchas personas evitan pensar en el presente porque no les gusta cómo es y/o cómo se sienten en ese momento y por ello se centran en momentos pasados felices o ilusiones futuras o únicamente tienen la sensación de que sobreviven en el presente, pero sin ilusiones ni actuales ni futuras.

Pero ello no nos ayuda a que nuestro presente mejore, sino que se mantendrá y con ello seguiremos en la misma situación. ¿Y qué necesitamos para cambiarlo? Escucharnos, saber qué nos duele, qué nos preocupa, qué no nos gusta de nuestro presente y cómo queremos que sea.

Puede que conozcas a personas que después de muchos años se dan cuenta que fueron haciendo su vida por inercia pero se acaban dando cuenta que ese no era el camino que les hubiera gustado tomar en su vida. Nunca es tarde para escucharte, pararte y preguntarte qué no te gusta de tu presente y cómo lo podrías cambiar. Tu vida depende de tus decisiones.

Preocupaciones pasadas

A lo largo de nuestra vida vivimos muchas experiencias, positivas y negativas, pero son éstas últimas las que nos pueden marcar de una forma muy determinante el resto de la vida. Una mala infancia, problemas en el colegio o en el instituto, malas experiencias con las parejas, infidelidades... Nuestro pasado nos puede condicionar de forma importante, ha ayudado a crear nuestro concepto de nuestras capacidades y nuestra personalidad. No obstante, podemos cambiarlo, trabajando nuestro pasado, entendiendo que forma parte de él pero no ha de influirnos para siempre en nuestro presente y futuro. Está en nuestra mano dejarlo atrás, lo cual no quiere decir olvidarlo, sino entender las circunstancias que rodearon aquello que nos afecta y poder aprender cómo evitarlo en otras ocasiones u otras formas de manejar la situación.

Preocupaciones futuras

La inseguridad sobre el futuro es una preocupación común y frecuente, de ahí el auge de horóscopos, predicciones... Ser previsores puede ser una buena cualidad, siempre y cuando no vivamos en bucles de preocupaciones sobre el futuro, muy a menudo de consecuencias catastrofistas. Ignorar posibles problemas futuros tampoco es una solución, dado que en ocasiones sí percibimos riesgos, los cuales nos alertan sobre acciones a tomar en el presente o no. A continuación dos ejemplos:

  • La preocupación por los estudios en la adolescencia nos enseña a ser trabajadores para luchar por aquello que queremos, pero si nos presionamos en exceso conseguiremos el resultado contrario. No preocuparnos nos puede llevar a no estudiar, ni tener en cuenta las consecuencias para el futuro de las acciones del ahora.
  • Podemos estar preocupados porque tenemos antecedentes de problemas médicos en la familia, entre no hacernos ninguna prueba ni tener cuidado con los factores de riesgo y la hipocondría u obsesión por la enfermedad…hay un término medio, el equilibrio sano… hacernos controles según se estipula, por ejemplo, una vez al año, y teniendo cuidado con los factores de riesgo (alimentación, drogas, ejercicio…)

Encontrar el equilibrio entre la preocupación coherente con la situación sin dejar que nos bloquee y vivamos en constante ansiedad por problemas futuros, no siempre es sencillo, pero nos ayudará a ser previsores sin vivir en angustia constante. Apóyate en los indicadores que hagan cuál es el problema real (no todas las posibles opciones y más si tendemos al catastrofismo) y analizar qué podemos hacer en este momento respecto a ese problema.