La ansiedad es el mecanismo de alarma del cuerpo. La alarma se dispara en forma de curva. Sube al inicio y pasado un tiempo comienza a disminuir (una vez el cuerpo percibe que no hay tanto peligro).
Para controlar mejor la ansiedad conviene:
- Entender que es un mecanismo de alarma y no corremos peligro por la ansiedad en sí. Los síntomas de la propia ansiedad podrían provocarnos miedo y empezar a tener miedo a la propia ansiedad. Debemos comprender que tanto el aumento de las frecuencias respiratoria como cardiaca, así como la sudoración entre otros son mecanismos que se dispara para poder hacer frente a un posible peligro, que nuestra cabeza percibe como tal pero no siempre son situaciones peligrosas. Ejemplo una persona con fobia (miedo) a las arañas o al coche puede desencadenar una reacción de ansiedad desproporcionada al tener que enfrentarse a situaciones en las que haya arañas o si tiene que conducir.
- Identificar cuál es el detonante de que se dispare la alarma para ponerle. La ansiedad no aparece sin más, nos demos cuenta o no cuando se dispara es porque el cuerpo ha percibido algún peligro. Es importante identificar qué peligro anticipa para saber a lo que nos enfrentamos.
- Trabajar técnicas de relajación, en especial la respiración diafragmática como técnica que nos ayuda a bajar la frecuencia respiratoria y a inducir calma (ver técnicas de relajación).
- Autoinstrucciones. Es importante hacernos una lista de frases cortas que nos ayuden a cuando nos vayamos a enfrentar a esa situación como “yo puedo con esto”, “sé que no es tan peligroso”
- Exposición. Enseñar al cuerpo que esa situación no es tan peligrosa. (ver ¿cómo puedo superar mi miedo?)