La etapa perinatal es una etapa llena de ilusiones, pero también de posibles miedos y preocupaciones. Varios factores influyen en nuestra percepción del proceso: Tolerancia a la incertidumbre, necesidad de control, expectativas, pensamientos catastrofistas, percepción de riesgo…
Parte de los miedos se alimentan por el entorno. La percepción que se tiene del embarazo y del parto a través de las películas, series y medios de comunicación. La influencia de las experiencias que nos cuenta el entorno, donde predominan los miedos, limitaciones, sufrimiento del parto… guían las posibles preocupaciones que se tengan. Cualquier tragedia que haya pasado o haya escuchado cualquier persona cercana (aunque sea improbable y lejana) nos la van a hacer llegar. Sin embargo, no sabemos las probabilidades reales de que ocurran situaciones así respecto a los embarazos, partos y postpartos sin complicaciones.
Desde el inicio del proceso, si vemos que en los primeros meses no se consigue, nos asaltan las dudas de cuánto tiempo tardaré en quedarme embarazada y llegan los mil métodos y consejos para quedarnos. Después, cuando nos llega el ansiado positivo, en cada ecografía preocupación si todo va bien, si tendrá alguna enfermedad, si existe algún sangrado volvemos a ponernos en máxima alerta, si crece como debe y cuál es su percentil, si los dolores o los síntomas que tenemos son normales… El cuerpo sufre múltiples cambios y altibajos y, a veces, no sabemos qué es normal y qué no.
Y de cara al parto, ¿cuantas historias nos han contado de partos complicados o hemos visto en las películas? y ¿cuántas nos faltan por escuchar si nos queda poco para vivirlo? Cada parto es completamente diferente, por el tipo de persona y bebé, de personal sanitario y centro, por las circunstancias. Es un momento que tenemos poco margen de control en cuanto a saber cuándo y cómo pasará, cualquier idea que nos hagamos no tiene por qué acercarse a cómo será, porque no depende de nosotras. Por ello, es muy importante el manejo adecuado de las expectativas y tener la capacidad de adaptación a como se presente la situación.
Por último, los miedos sobre cómo cambiará nuestra vida tras el nacimiento, si lo sabremos hacer bien, cómo me organizaré, forman una multitud de incógnitas que nos pueden saturar. ¿Qué podemos hacer para sobre llevarlo de la mejor forma posible? En primer lugar, saber que son miedos y dudas habituales y normales. La transición a ser mamá/papá es un gran cambio en nuestra vida que produce en nosotros cambios de rol y de la organización normal del día a día.
Nos puede ayudar conocernos y decidir qué nos va mejor para afrontar esta etapa. A algunos buscar información y leer muchos libros les da confianza, a otros les puede saturar. A otros delegar en el personal sanitario y lo que le recomienden sin pensar nada más es su fuente de confianza. Lo importante siempre es buscar los mecanismos que nos ayuden, apoyarnos en nuestro entorno y evitar aquellos comentarios e historias del entorno que no nos beneficien.
Los grupos de educación maternal u otros grupos de embarazas son el círculo idóneo para sentir que lo que nos preocupa le suele preocupar a la mayoría y sentirnos más arropadas. Saber que no podemos controlarlo todo, pero que lo haremos de la mejor forma posible y tomaremos la mejor decisión posible según se vaya presentando cada situación. Mucha gente antes que nosotros ha pasado por esta etapa y por estas preocupaciones.
Quería hacer una mención a las expectativas, el cómo se supone que me debo sentir o no en el embarazo, en el parto y en el postparto. Cada una somos diferentes, cada familia y circunstancia lo es también. Permítete vivirlo como te salga a ti sin juzgarte si no te sientes como se supone que deberías. Hay madres que no viven el embarazo como una época feliz y de conexión con su bebé y/o que en el momento del nacimiento no quieren tocar a su bebé. No te fuerces a sentir lo que “se debería sentir” o actuar “como se debería”, sé tú y vive tu experiencia en ese momento. Si necesitas ayuda pídela y transmite esas preocupaciones.