El momento en el que se decide voluntariamente ser madre/padre, más si siempre se ha soñado con ello, es un momento de gran ilusión y especial.

Pero… como otras grandes ilusiones que tenemos, ¿qué ocurre si pasan los meses, incluso años, y seguimos sin conseguirlo recordándonos que nuestro sueño no se cumple? ¿Si eso que parece tan fácil para unos y de lo que no nos habíamos planteado la posibilidad de no conseguirlo se nos resiste?

El camino es duro y llegan los consejos…. Cuando hagas un viaje, cuando estés tranquila, cuando no lo pienses… pero ¿cómo no vas a pensar que la ilusión de tu vida no se está cumpliendo y no sabes qué más hacer? Cuando algo es tan importante para nosotros es difícil que te digas que te olvides de ello y te relajes.

En primer lugar, no está demostrado que “relajarse” aumente la probabilidad, tampoco está demostrado que la preocupación afecte a la fertilidad y lo que sí podemos decir es que cuando estás nerviosa y te repiten que te tranquilices porque tu nerviosismo puede ser el culpable, eso sí que no va a ayudar a que estés mejor. La culpa puede empeorar la preocupación inicial y acabar afectando a tu estado de ánimo, y a la relación de pareja.

¿Qué me diríais si os digo que disfrutéis de este momento? Pues puede que penséis que no os entiendo, que cómo se va a disfrutar cuando estamos frustradas, nerviosas, desanimadas… pero aunque todas esas emociones son normales en la situación en la que os encontráis, tampoco nos van a ayudar ni a mejorar la situación ni a que estemos bien.

No sabemos qué pasará, si llegará o no el momento, no todo depende de nosotras, pero lo que sí sabemos es que la vida sigue pasando y nos estamos perdiendo la oportunidad de hacer planes, viajes o cenas. Incluso para algunos de ellos la mejor etapa para hacerlo es ahora, antes de ser uno más. Empecemos por dejar de hipotecar nuestro presente por dudas de lo que pasará o no en el futuro, ese tiempo perdido en preocupaciones ya no lo recuperaremos.

Vivir el presente no nos aleja de nuestro sueño, de hecho, podría incluso acercarnos, nos distraemos de nuestra preocupación. Si nos cuidamos estaremos más sanos a nivel físico y mental y más preparados. Nuestro bienestar físico y emocional también contribuye a decirle al cuerpo que estamos preparadas para una nueva etapa.

Desarrollaremos algunos de los problemas psicológicos más frecuentes y algunas estrategias para afrontarlos. Espero que pueda seros de utilidad.

Dentro de los problemas psicológicos más característicos abordaremos la alteración del estado de ánimo, problemas de ansiedad, problemas de pareja y trastornos sexuales.

Alteración estados de ánimo.
En cuanto al estado de ánimo puedes vivir fluctuaciones, ilusión con el inicio de cada ciclo, desilusión y frustración al ver que no se ha conseguido. Cuanto más tiempo pase sin conseguirlo, mayores serán las desilusiones y costará remontar más para ilusionarse en el siguiente ciclo. Si en el proceso, además, se añaden malas noticias en cuanto a las probabilidades de conseguirlo pueden comenzar los pensamientos catastrofistas “nunca lo voy a conseguir”. Este pensamiento puede hacerse recurrente y provocarnos una profunda sensación de vacío y desesperanza. La afectación del estado de ánimo nos lleva a no disfrutar, dejar de realizar actividades y de hablar con otras personas (en muchas ocasiones a aislamiento social). Por ello, es importante mantener tus actividades cotidianas y el apoyo social. Aislarte puede llevarte a pensar más en esos pensamientos de desesperanza y empeorar tu estado de ánimo. Puede que necesites un tiempo para procesar tus sentimientos, y reponerte, pero cuidado con aislarte demasiado, que puede ser más difícil volver a mejorar. Tarde lo que tarde en llegar, el tiempo que “dejamos de disfrutar y vivir” es tiempo que estamos desaprovechando y no recuperaremos. Ponemos en pause nuestra vida, pero la vida está continuando.
Problemas de ansiedad.
La incertidumbre nos puede agotar. No saber si vamos a conseguir o no aquello que queremos, que además supone un cambio tan importante en nuestra vida y cómo afecta a la planificación de nuestro proyecto vital. Es habitual entrar en bucle. Estos pensamientos solo hacen que cada vez más y más sigamos en bucle y no veamos la salida, con ello nos aumentan todos los síntomas, entre ellos la ansiedad. Para el manejo de estos pensamientos constantes nos puede ayudar distraernos o darnos alguna instrucción sencilla “sé que ahora no lo estamos consiguiendo, pero estamos haciendo lo que podemos por conseguirlo, el resto no está en nuestras manos” o “en cada momento afrontaremos el problema que se presente, paso a paso”
Problemas de pareja.
La comunicación abierta y sincera de la pareja en estos momentos es fundamental. Cada miembro de la pareja puede estar manejando las distintas emociones a su forma. Reflejar también que, en caso de tener apoyo del exterior, normalmente se presta mayor atención a la mujer pero no al hombre, que en muchos casos se siente desatendido, cuando es una situación que también le afecta. Por ello, es importante saber que se está juntos en la misma preocupación y es bueno compartirlo y apoyarse mutuamente.
Trastornos sexuales.
La necesidad de tener relaciones sexuales en el periodo de ovulación rompe la espontaneidad y la naturalidad de las relaciones. Las relaciones se pueden convertir en una obligación, da igual si apetece, estamos cansados…hay que aprovechar cada ciclo de ovulación o se perderá otra oportunidad. Esta situación puede provocar que asociemos las relaciones con frustración, algo que tengo que hacer y que siempre me recuerda lo que no puedo conseguir. Como en el punto anterior es muy importante la comunicación abierta y sincera con la pareja, buscar nuevas formas de disfrutar, de no hacerlo tan rutinario y forzado e incluso permitirse no obligarse, dado que ello puede llevar a empeoramiento de los síntomas y desgaste de la pareja. Todo esto último no va a hacer que aumenten las posibilidades, pero sí que cada vez nos encontremos peor y entremos en una dinámica más y más negativa.